
El servicio meteorológico anuncia
buen tiempo,
sol y temperaturas primaverales.
Es invierno y no llueve,
no caen nevadas en las alturas,
los abrigos se sienten desplazados,
las bufandas van al psicoanalista,
las botas toman antidepresivos,
los osos invernan en Torremolinos,
y nosotros desfilamos felices
por la pasarela de la muerte,
de la destrucción de la Tierra.
El servicio meteorológico anuncia
descerebrado buen tiempo,
donde manda el capital y no la naturaleza,
donde la vida se ha convertido
en un monstruo de neuronas secas
que devora lo racional
por el bien del inversor sin escrúpulos.
Es invierno y sólo llueve de ralo en ralo,
mientras el servicio meteorológico
se privatiza y se hace inversión
de capital riesgo.
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